Buenos Aires, 2022
Las pinturas y esculturas que componen Compostasmas se sitúan en territorios liminales e investigan una noción expandida de límite como lugar de enunciación y florecimiento. La muestra contrasta la explosión de vitalidad que motoriza los procesos de descomposición con la externalidad entrópica del consumo social diario y busca allí sus energías poéticas. El título de la muestra refiere a formas que emergen de la hibridación de técnicas, referencias teóricas, discursos y la historia del arte argentino, señalando la manera en la cual el trabajo artístico participa como proceso de creación de memoria individual y colectiva.
La exposición se compone de nueve piezas escultóricas de aluminio pintado y seis pinturas realizadas en óleo, acrílico e impresión UV sobre arpillera. Todas las piezas están emplazadas dentro del espacio expositivo a modo de señalar sus zonas limítrofes: el encuentro entre la pared y el piso, entre el suelo y el subsuelo, y entre la sala expositiva y el espacio de oficina donde se gestionan diariamente las actividades comerciales de la galería. Las esculturas son el resultado de un proceso de investigación y desarrollo técnico: un ensamblaje de texturas y modos constructivos mediante un proceso que incluyó herramientas de realidad virtual, impresión 3D, modelado escultórico tradicional en diversos materiales y objetos encontrados; el objeto final, íntegramente hecho en aluminio y posteriormente policromado con pintura al óleo, se realizó utilizando una adaptación de las técnicas usadas en la fundición de bronce. Nueve piezas donde un rostro todavía humano que se encuentra en un estado de superposición entre la vida y la muerte se asoma sobre la superficie de un montículo de tierra para entregar un mensaje aparentemente paradojal, que al ser inspeccionado revela aspectos polisémicos.
Las pinturas, colocadas en altura parcialmente por encima de la sala por un sistema de almacenamiento, son imágenes realizadas con técnicas digitales y analógicas y solamente accesibles al público para ser vistas a través de una pantalla. Estas piezas podrán ser transformadas en tokens no fungibles como opción alternativa de coleccionismo. Dado el caso se procederá a “tokenizar” en forma de NFT una fotografía frontal del cuadro y a eliminar de forma mecánica la capa pictórica y así hacer posible la reutilización de la tela y el bastidor para la producción de nuevas pinturas. Durante la duración de la exposición, las piezas permanecen en un estado superpuesto de ser simultáneamente un objeto físico y digital.
(english)
[Compghosts]
The
paintings and sculptures that constitute the exhibition Compostasmas are located in liminal territories; they investigate
an expanded notion of limit as place of enunciation and flourishing. The artist
posits a contrast between the explosion of vitality that drives processes of
decomposition, on the one hand, and the entropic externality of everyday
consumerism, on the other. It is in that contrast that his poetic energies
emerge.
The show’s
title makes reference to forms that surface from the hybridization of
techniques, theoretical citations, discourses, and Argentine art history, to
signal how art making forms part of the process of creating memory, both individual
and collective.
Presented
here for the first time, the sculptures are the result of research with
designers, technicians, and both artisan and industrial workers.
The
exhibition contains nine sculptures made in painted aluminum and six paintings
in oil, acrylic, and UV printing on burlap. The placement of the works in the
exhibition space signals that space’s limits: where the wall meets the floor;
the ground level, the basement; and the gallery proper, the office space, where
the daily commercial workings of the gallery are housed.
The nine aluminum
pieces are a three-dimensional interpretation of a series of paintings by the
artist. In them, a still-human face hovers not only between life and death but
also over a mound of soil that sprouts vegetation. That face is here to deliver
a seemingly paradoxical message that, upon closer inspection, proves to be
polysemic. To generate an assemblage of textures and the handwriting left by
its means of construction, the sculptures make use of virtual reality tools, 3D
printing, traditional sculpture modeling in different materials, and found
objects. In all cases, the final sculptural piece, which is made entirely of aluminum
and then painted multiple colors in oil paint, was produced pursuant to an
adaptation of bronze-casting techniques.
Installed in
a specially designed rack hanging above the gallery space, the paintings are
made using digital and analog techniques; the only way viewers can see them is
on a screen. The works interrogate the process by which, during the 2020 global
pandemic, vital activities migrated onto the Internet; the paintings can be
turned into non-fungible tokens as an alternative form of art collecting. It is
possible to “tokenize” a frontal photograph of the painting in NFT format and
eliminate the pictorial layer manually, thus enabling the reuse of the canvas
and stretcher for future works. For the duration of the show, the pieces remain
in a superimposed state of being simultaneously a physical and a digital
object.
> Texto de sala por Tomás Borovinsky
Las grandes crisis nos ponen cara a cara con los extremos. A veces hasta frente a la posibilidad de la extinción. Malestar en la democracia. Colapso económico. COVID-19. Nueva guerra europea. Una normalidad que se parte en mil pedazos. Pero la crisis también nos muestra el camino de la supervivencia y el cambio. Crisis o metamorfosis de la (nueva) normalidad. Venimos de un mundo fragmentado marcado por el patchwork y la multipolaridad. Donde conviven mil realidades y donde los límites son indefinidos. Los límites entre países y especies: el virus puede traficar ADN entre especies totalmente diferentes. Los límites entre mundo digital y “material”: entre lo fungible y lo irreemplazable.
La irrupción de la Tierra –es decir la irrupción de la crisis climática y su toma de conciencia, a veces expresada bajo el concepto de Antropoceno– y la disrupción digital –la crisis generada por las innovaciones técnicas y ligada a la automa- tización algorítmica de la vida social– están conectadas entre sí. La una y la otra se retroalimentan: en la hipótesis del Antropoceno, la crisis climática contemporánea es efecto colateral de la evolución tecnológica. Hay ahí un colapso de las distinciones que explica todas las otras emergencias. Y es en el interior de esa fisura entre categorías que hay que ir a buscar respuestas transitorias.
El arte, como la especie humana, busca su cauce en este nuevo paisaje. Emerge la pregunta por la longevidad de sus objetos, la huella de carbono de ferias y bienales y se renueva la necesidad de ofrecer a través de sus imágenes y discur- sos una plataforma desde la cual promover nuevos reconocimientos. Quizás la utopía es la supervivencia que depende de la convivencia entre humanos y no-humanos, mientras que el misterio respecto de la forma del futuro es total y decisivo. El presente está lleno de horror y de alegría. Compostasmas investiga una industrialización que mezcla tecnologías emergentes con tradiciones artesanales para pensar las potencialidades de lo plausible. Es un camino que emerge del acto mismo de habernos retirado por dos años de la vieja normalidad hacia un mundo que, a fuerza de trauma y aceleración, será necesariamente otro y del cual emergerán nuevas formas de vivir. En la memoria de los objetos que conforman los inventarios de cada una de las esculturas que conforman esta exposición hay prótesis open source diseñadas para ser impresas a la medida de quien las necesite, objetos encontrados de la arena que la ciudad crea a partir de su propio trajín, figuras modeladas en arcilla, elementos de taller, rastros de gestualidades y títulos apropia- dos de la historia de la pintura argentina del siglo XX.
Venimos de asistir a la venganza de lo real (el virus y sus consecuencias) en la era de los simulacros. Los espacios límbi- cos de la galería han sido poblados por una búsqueda que une objetos físicos con una gran cantidad de registros prove- nientes de los campos más analógicos/biológicos hasta los más digitalizados. Modelos low-poly hechos en realidad virtual en sociedad con materiales duraderos y reciclables. Necesitamos volver a las cosas mismas en este largo período de bordes todavía indefinidos y que tentativamente llamamos "pospandemia". El arte en su imagen híbrida tiene la oportunidad de revelar las contradicciones del mundo discursivo como meros artefactos de la naturaleza incompleta del lenguaje. Un buen punto de partida es proponer un nuevo comienzo donde no sea importante tomar partido sino hacer- nos la pregunta más elemental de todas: "¿creemos en la realidad?" Compostasmas de Carlos Huffmann nos empuja a experimentar un fragmento futuro de esa, quizás inconsciente, estrategia general.
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