Texto de exhibición. Otra Parte Semanal, octubre de 2022
Dice Philip Guston en su recién editado libro I Paint What I Want to See que los pintores pueden optar por hacer una de dos cosas: pintar el mundo o pintarse a sí mismos. Laura Ojeda Bär es una artista que hace ambas cosas en cada una de sus pinturas. A lo largo de su carrera y con gran coherencia, su obra ha investigado la manera en que estas dos grandes temáticas han colapsado hasta volverse indistinguibles una de la otra: el artista como productor de imágenes calibradas para intervenir en las problemáticas del presente y el artista como encarnación ejemplar de un sujeto existencial y político. Si respiramos profundamente la atmósfera estética y discursiva que emana del mundo del arte actual, nos da la sensación de que es cada vez más difícil diferenciar la obra del artista. Ojeda Bär se pregunta por esta tendencia y su obra pone en escena el problema de la producción de sentido y la creación de valor en la praxis artística contemporánea.
Si la pantalla del celular es un espejo negro, en el trabajo de Ojeda Bär la tela en blanco funciona como su contracara, un white mirror a la espera de imágenes procesadas con filtros integrados a las plataformas móviles de sociabilidad online. Esta herramienta (smartphone & software) es utilizada en la obra de Ojeda Bär para plasmar el formato ineludible al que debe recurrir un artista para presentarse apropiadamente ante el ojo del público y ofrecerse al mercado de la atención: esa red social llamada “el mundo del arte”.
En el espejo de esta investigación del autorretrato, Ojeda Bär desarrolla su pintura como praxis vital en la era de los prosumers, donde ambos lados del mostrador se confunden y se intercambian de manera permanente. Se trata de una obra para hacer frente a la mayor indeterminación laboral de la historia. Nos referimos, por supuesto, al “laburante de Schrödinger”: simultáneamente trabajador y desempleado, dueño y precarizado. La serie Decolonial Gift Shop (retratos en pequeño formato de esculturas consagradas de la historia del arte) fue en su inicio una estrategia de supervivencia que incorporó un régimen de precios en moneda local como forma de favorecer su circulación y proveer sustento económico durante el aciago año de la pandemia. Esta serie señala en clave materialista la enorme lejanía existente entre el estatuto de commodity al que acceden los “grandes maestros” retratados a través de sus obras y la realidad material de los artistas emergentes que ejercen su actividad en las economías periféricas.
Al transformar la sala expositiva en un parque de atracciones y hacer referencia a la famosa galería de los espejos del Château de Versailles, Ojeda Bär pone de manifiesto el humor lacónico con que empuña su pincel. Invita al espectador a pasar a través de la superficie blanda del cuadro y entrar a un mundo de distorsiones espacio-temporales, donde la luz se convierte en una partícula maciza y el instante laborioso de la pintura adquiere por fin la capacidad de componer un autorretrato del mundo.
Laura Ojeda Bär, Galerie des Glaces & Decolonial Gift Shop, curaduría de Carlos Huffmann, Moria Galería, Buenos Aires, 15 de septiembre – 29 de octubre de 2022.