Posdata Levante, 21 de noviembre de 2008
Recientemente una polémica noticia en la que Al-Qaeda trataba al presidente electo Obama como "esclavo doméstico" al servicio de los blancos, saltaba a las pantallas de Internet. En ella el brazo derecho de Bin Laden reprocha el anuncio de retirar los solados (estadounidenses) de Irak para (enviarlos) a Afganistán; "Ustedes representan lo contrario de los negros norteamericanos honorables como Malcom X", añadía Zawahiri, mientras se escuchaba de fondo un discurso del activista estadounidense sobre los derechos humanos y la igualdad.
Evidentemente no voy a proceder en análisis políticos; Sin embargo, como incumbe al arte, sí a reflexiones lingüísticas, barthianas y por supuesto éticas, que son las que confieren a la obra del artista argentino que nos atañe hoy.
Carlos Huffmann (Buenos Aires, 1981), presenta en la Galería Luis Adelantado Lejano Extremo Ultracentro_2, obra que analiza el inmenso y avanzado engranaje comunicativo en el que nos vemos sumergidos y como influye en la sociedad. Indudablemente la inquietante noticia, recrea una doble imagen y varias lecturas, como indicaría Barthes en su obra La muerte del autor, en la que se analiza ese espacio multidimensional en el que concurren y contrastan diversas escrituras, y ninguna es la original, como indicaba el autor “el texto es un tejido de citas provenientes de los mil focos de la cultura…” , la imagen de Malcom X, se descontextualiza para sus propios intereses, de igual modo que los políticos y dirigentes recurren a la demagogia, o las religiones a sus iconos.
Huffman retrata a través de sus cuadros un Obama antes del 4 de noviembre luchando contra dinosaurios, como metáfora del capitalismo liberal, emigrantes en el que la palabra sudamericano ha sido sustituida por SuBamericano, iconos nazis, coches de lujo, águilas imperiales, cruces católicas, calaveras, cuerpos desmembrados e intestinos desparramados. Un universo de abismo, horror, belleza y éxtasis, que surge de nuestros consumos y prácticas cotidianas.
A través de una iconografía de estética adolescente, cyberpunk, y cool, Huffmann recrea los videojuegos de última generación, las revistas de motor, el cine fantástico y de terror y sus macabros efectos especiales, subrayando mensajes que desestabilizan lugares comunes y correcciones políticas. Todo y al fin una poética evocadora de las novelas de Philip Dick o las películas de David Cronenberg, donde la tecnología en la vida cotidiana produce trastornos psíquicos. Huffamn interviene imágenes de coches que rememoran Crash (1996), donde la temática del film radica en cómo la tecnología, representada por los automóviles, incide en la conducta sexual de los hombres, o en en Videodrome (1982), considerada La Naranja Mecánica de los 80. En el que mediante el video, Cronenberg revisa la idea inspirada en algunos comentarios de los censores, quienes afirmaban que las imágenes con sexo y violencia alteraban la mente humana. En ella narra la historia del dueño de un canal de cable, que fortuitamente capta una señal clandestina que transmite imágenes sadomasoquistas, provocando alucinaciones en los televidentes y generándoles metamorfosis en el cuerpo. Una metáfora en las que al igual que Huffman alerta de cómo las noticias e imágenes infundidas por las comunicaciones influyen en el comportamiento humano.